INVESTIGACIÓN ACERCA DE
LAS CÉLULAS MADRE ADULTAS
¿Por qué tardó tanto este descubrimiento? Se puede encontrar
la respuesta en la historia de la ciencia misma, donde frecuentemente los descubrimientos
suceden una vez que se cuenta con las herramientas necesarias. Por ejemplo,
¿cómo se descubrieron las bacterias? Después del desarrollo del microscopio. El
microscopio fue originalmente ideado para calcular la densidad del hilo en las
telas. Un día, por curiosidad, Anton Van Leeuwenhoek usó su microscopio para
ver una gota de agua y describió por primera vez minúsculos organismos
moviéndose allí. Las bacterias fueron observadas por primera vez .
. . y no únicamente así fueron descubiertas las
bacterias, sino que pronto se dieron cuenta que éstas se encuentran en todos
lados.
El descubrimiento de la función de las Células Madre en el
cuerpo, sigue el mismo guión. Una proteína espontáneamente Fluorescente,
llamada proteína verde,
fluorescente (PVF), fue aislada de la medusa Aequoria
victoria, localizada en la profundidad del océano. Ya que la PVF es una
proteína, es posible derivar el ADN responsable de su producción e incorporar
el gen de la PVF en el núcleo de una célula madre. En este caso, todas las
células derivadas de la célula madre fluorescente original también serán
fluorescentes. El descubrimiento de la PVF es de tal importancia que, de hecho,
fue galardonado con el Premio Nobel de Química en el 2008.
Debido al descubrimiento de la PVF, se demostró que las
células madre adultas que provienen de la médula ósea tienen la habilidad
natural de convertirse, dentro del cuerpo, en células del hígado, músculo,
retina, riñón, páncreas, pulmón, piel y hasta del cerebro... poniendo fin al dogma
de que nacemos con un número determinado de células cerebrales y de que el
cerebro no se puede regenerar. Pero la observación más fascinante que resalta
de estos estudios, es que este proceso es natural. Después de una herida o un
simple trauma en un órgano, las células madre de la médula ósea viajan hacia
ese órgano y desempeñan un papel crucial en el proceso de reparación del
tejido.